"Hoy te
escribo desde la distancia, sin saber bien el motivo, sin saber aún que me
lleva a escribirte. Quizás es el hecho de recordarte, de sentir mis latidos
desbocados cuando te cruzaste en mi mirada. ¿Por qué? Se suponía que nunca hubo
nada, que aquella tarde jamás llegó a significar algo para mí. Sin embargo, ahí
estabas, ajeno a mi respiración acelerada, contemplándote a escasos metros de
ti. Ilusa fui al creer que no habías hecho mella en mí..."
En
ocasiones pienso que existen personas que, aunque suene radical, casi se
convierten en una droga para ti. Sin esperarlas siquiera, aparecen por tu mente
cuando les apetece, paseándose como si habitasen el lugar, merodeando por todos
los rincones y desordenando cualquier estancia a su lado.
Lo
más curioso es que muchas veces, al menos en mi caso, esas personas llegaron y
se fueron, marcaron mi vida como si hubieran pasado años junto a mí, cuando lo
cierto es que, apenas, quisieron quedarse un día.
Recuerdo lo que me enseñaron, esas pequeñas lecciones que quise recordar,
las sonrisas que me provocaron... incluso un roce que me aceleró el corazón
como nunca antes se había acelerado. Incluso yo misma creía que nunca
significarían nada, que esas personas vinieron y se fueron como un susurro
apenas audible, cuando realmente fueron una corriente brisa, que me sirvieron
de impulso durante mi vida.
Parece mentira que, a pesar del tiempo, las recuerde con tanto ahínco, o
que revolucionen mi interior de tal forma que no creía capaz. Os juro que adoro
a esas personas, que con tan sólo hacer acto de presencia impresionan, te
remueven, cambian todo a tu alrededor. Ni si quiera es necesario que crucen su
mirada con la tuya, que te hablen, que te sonrían... bastan con que se crucen
en tu camino durante unos segundos y te des cuenta para que causen dicha
sensación.
¿Lo
habéis sentido vosotros alguna vez? Para mí es una magia inexplicable, algo que
ni este texto ni otro mucho más grande logrará explicar de verdad. Sin embargo,
está, y no sé qué sería de mí si no estuviera.
"Sobre todo tú, que
regresaste por casualidad, en un momento fugaz. No me viste, pero yo admiré
cada milímetro de ti, y casi echo a correr cuando sentí mi cuerpo temblando,
acelerándose, los latidos bombeando con fuerza, haciendo que mi vida volviera a
brillar un instante. Sobre todo, tú".