Nunca es tarde para volver

28 junio 2017

Comienza el verano, y con él, una nueva etapa para mí. No sé ni cuántas veces habré dicho eso, y me habré convencido de que esa vez iba muy enserio. Pero no, no fue así. Hasta que uno no se para de verdad, mira a su alrededor y piensa en el camino que quiere recorrer, y si ese sendero que está siguiendo realmente es el que le llevará hasta la meta que persigue… no habrá “nueva etapa”, no iremos enserio. Por eso he decidido que, cueste lo que cueste, esta vez pienso comprometerme a empezar de cero, a emprender la aventura de un nuevo camino que yo, y sólo yo, he decidido.

Confieso que, si echo la vista atrás, nunca me tomé enserio la idea de empezar de nuevo cada vez que me lo planteé, y eso era porque, realmente, no estaba segura de querer hacerlo. Necesitaba pararme a reflexionar y, ¿por qué no?, incluso fue necesario para mí tocar fondo. A veces es en la oscuridad donde uno se encuentra, donde se conoce a si mismo y descubre realmente cuál es el destino por el que quiere luchar. Por eso no tiene nada de malo caer de vez en cuando, o tomarse un respiro y decidir parar.

Pasamos la mayor parte de nuestras vidas corriendo en diferentes direcciones, muchas de ellas impuestas por lo que creemos que los demás esperan de nosotros. Sin embargo, ¿qué hay de lo que esperamos de nosotros mismos? ¿Qué hay de nuestras metas, nuestras expectativas, nuestros sueños? Creo que son muchas las veces que los sacrificamos, tan sólo por seguir la corriente que nos termina llevando a todos al mismo sitio. Y no, no debería ser así, porque cada uno busca algo diferente, y debe luchar por alcanzarlo, aunque eso signifique ir a contracorriente.